Soy adicta a los diccionarios
En realidad, no me llamaron la atención hasta los 10 años, cuando gané un concurso de relatos en el colegio y me regalaron uno.
Te confieso que el premio no me hizo ninguna ilusión; más bien me decepcionó. A esa edad, habría preferido un juguete. Unos Pin y Pon, por ejemplo.
Pero bueno, así estaban las cosas y ese era mi regalo, así que cuando llegué a casa, quise estrenarlo.
—Dime una palabra— le pedí a mi hermano.
—Culo— respondió él.
Y buscamos la definición exacta de culo.
Te puedes imaginar el tipo de palabras que empezamos a buscar a partir de ahí…
Fuimos elevando el nivel hasta acabar en una fuerte, de esas que no se dicen.
Estuvimos un buen rato página pa´rriba y página pa´bajo con el diccionario y, cuando nos quedamos sin palabrotas ni vulgaridades que buscar, llegué a la conclusión de que ese premio no estaba tan mal:
En un solo libro tenía a mi alcance el significado de cualquier palabra; y encima ordenadas alfabéticamente. Me pareció algo mágico.
Desde entonces, a medida que fui creciendo, mi padre me regalaba de vez en cuando otras maravillas: diccionario de sinónimos y antónimos, etimológico, de dudas, de citas célebres, ideológico… Así que tengo una buena colección de ellos; y cada uno lo conservo como un tesoro.
En el fondo, mi atracción por los diccionarios no es más que una forma de adentrarme en algo que siempre me despertó interés, curiosidad y asombro: el lenguaje.
Ese fascinante sistema de símbolos y sonidos que configuran nuestro pensamiento y nuestra manera de interpretar el mundo.
Y para alguien que admira y respeta profundamente el lenguaje, es fácil que la comunicación se acabe convirtiendo en su actividad profesional.
Lo cierto es que, de un modo u otro, siempre he estado ligada a ella.
Primero, como periodista.
Después, como correctora de textos.
Luego, como asesora lingüística.
Y por último, como redactora y copywriter.
Que haya acabado dedicándome a la escritura persuasiva no es de extrañar. Ya te he contado que gané un concurso de relatos cuando era pequeña. Escribir me gustaba, como ves. De hecho, aún conservo cuentos que escribí con 8 o 9 años. Y lo cierto es que la escritura siempre me ha acompañado.
En definitiva, la comunicación (en cualquiera de sus dimensiones) me fascina. Y ahora mismo la ejerzo de 2 maneras:
Escribo para negocios o empresas que buscan textos estratégicos para llegar a nuevos clientes y vender más y además quieren que estos textos tengan carácter propio, aroma y magnetismo.
Y comparto en mis formaciones lo que 7 años de experiencia como copy y emprendedora (o sea, autónoma) me han enseñado y lo que cada día sigo aprendiendo.
Te contaré otro secreto.
De pequeña, me lo pasaba pipa jugando a ser profesora
Colocaba a mis muñecos en fila y les daba clase con una pizarrita que tenía.
Hoy he convertido algo que ya disfrutaba de niña en parte de mi profesión. Y es algo que me encanta:
- Enseñar a equipos de empresas sobre cómo mejorar sus estrategias de comunicación digital y la creación de contenidos persuasivos para vender de forma más efectiva.
- A través de talleres monotemáticos dirigidos a empresas y emprendedores (con enfoques muy diferentes a lo que se ve por ahí).
- En mi mentoría SOS Copy. Si estás leyendo esto, eres copy, y te está costando la vida sacar el negocio adelante, o quieres profundizar en el arte de la persuasión y darle una vuelta de tuerca a tus textos, más abajo hay algo para ti.
¿Y esto es todo?
¡Qué va!
Ahora es cuando le ponemos melodía a esta página
Lo digo porque también tengo un canal de YouTube en el que entrevisto a músicos profesionales para hablar con ellos de música (claro), emociones, inspiración, leyendas de la música, creatividad… En fin, todo lo que puede dar de sí el maravilloso mundo de la música, desde la perspectiva de sus creadores.
En realidad no son entrevistas. O al menos, no son entrevistas al uso. Son buenas conversaciones, en las que también se percibe la persona que hay detrás del instrumento.
El canal se llama Músicos en Canal y aquí puedes verlo.
La música es, ante todo, una forma de comunicación. Y ante aquello que nos resulta inefable, la música tiene un poder infinito para expresarlo.
En el canal, también publico contenidos relacionados con otras áreas de conocimiento: antropología, historia, curiosidades… Siempre con la música como espina dorsal.
Es que hay algo que aún no te he contado.
También soy humanista
Me licencié en Humanidades y si pudiera viajar al pasado, volvería a elegir esa carrera sin dudarlo un instante.
No es que me arrepienta de haber estudiado Periodismo, pero donde se ponga Humanidades…
Que me gusten las humanidades y que las defienda con vehemencia tiene que ver con mis valores y principios, que podría resumir así:
El conocimiento es poder y nos hace libres.
Sin bases de conocimiento y cultura, se empobrece el pensamiento, se deteriora la capacidad de reflexión y se atrofia el pensamiento crítico. Caldo de cultivo perfecto para convertirnos en seres manipulables y serviles.
La cultura, el conocimiento humanístico, enriquece el alma y alimenta la mente.
Las humanidades, para mí, no son un conjunto de disciplinas académicas “de letras”, sino una aproximación a la experiencia humana que tiene en cuenta la perspectiva de la dignidad y la libertad.
En un mundo en el que todo se mide en términos de productividad y rendimiento económico, las humanidades nos hacen menos esclavos y aparecen como un elemento de resistencia y contrapoder. Una especie de dique de contención.
Lo expuso muy bien Arturo Pérez Reverte hace algunos años:
Para interpretar el mundo y la vida en sus grandezas y desastres, las humanidades siguen siendo imprescindibles; y buena parte de los males que nos aquejan (y eso incluye a la gentuza analfabeta que desde hace mucho tiempo detenta los mecanismos del poder en España y en el antes llamado Occidente), se explican por su creciente ausencia.
Ahora que ya sabes qué mirada define Cálamo Digital, te cuento algunos datos para que me conozcas un poco más
Me llamo Nuria, por cierto.
Bueno, a lo que iba:
- Antes de emprender con mi propio negocio, trabajé en varias cosas: he sido investigadora (de Historia Medieval), guía cultural, profesora particular de niños y adolescentes… Y camarera de discoteca una Nochevieja (hace muchos años).
- No existe una serie mejor que Breaking Bad.
- Mi palabra favorita es serendipia.
- El día que tenga tiempo, estudiaré la carrera de Filosofía por puro placer.
- Soy poco materialista y detesto acumular trastos que no utilizo nunca. Vamos, que soy la antítesis del síndrome de Diógenes.
- No creo en los horóscopos, pero soy capricornio con ascendente en capricornio. O sea, capricornio al cuadrado. Me da bastante igual si esto es bueno o malo.
- Me encanta aprender. Y, curiosamente, cuanto más aprendo, más consciente soy de lo poco que sé y lo que aún me falta por conocer.
- El cálamo es la parte de la pluma de ave que se utilizaba antiguamente para escribir. De ahí el nombre de mi negocio, Cálamo Digital: une la Historia (humanidades), la escritura (comunicación) y el componente digital. Hasta se podría usar como una batuta… Mira, ya lo hemos unido también con la música.
Ya he hablado mucho y yo soy más de escuchar y observar que de hablar. Así que volvamos a ti:
¿Eres una empresa y quieres que escriba por ti o que forme a tu equipo para mejorar las habilidades de escritura persuasiva?
¿Eres copywriter y hay días que te planteas echar el currículum al Mercadona porque el negocio no va como quieres?
¿Eres copywriter o trafficker y el negocio marcha bien, pero te gustaría afinar y depurar la forma en que escribes tus textos?